Ciertamente, nos tienes algo preplejos, María.
Hace poco te he regalado el poema de Neruda, para la mochila de viaje, ya sabes. Pues bien, se me ocurrió empezar a recitártelo cuando te bañaba el miércoles pasado. Me preguntaste:
-"¿Có se llama?".-" Es un poema, cariño"
-"Otra vez"- me pediste.
Pues bien a la cuarta vez que te lo repetía, sólo la primera estrofa claro, ya continuabas tú las palabras finales de cada linea.
Y me lo pides casi todos los días, dos o tres veces por día.
Me asusta.
Absorbes todo de una manera increible.
Tenemos que tener cuidado. No sé cómo pero tendremos que mimar esa inteligencia tan despierta que pareces tener. Intentaré poner a tu alcance todos los medios necesarios para que tu creciente interés por casi todo se vea satisfecho.
Papá ha llorado al oirte decir los versos que tantas veces he repetido para mí mismo y que ahora recito para tí, mi amor.
Qué grande es la alegría que me das.
Incluso esta noche, cuando nos íbamos a acostar, te hemos ido a ver a la cama. Estabas destapada y acostada al revés, con los pies en la almohada.
Al moverte suavemente, has hablado en sueños y tu voz se repite en mis oídos una y otra vez
"Papito, te quiero".
Yo también te quiero, mi vida. Por siempre.
Te quiere, papá.
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