Querida hija, una de mis aficiones es todo aquello que está relacionado con la escritura.
Me apasiona leer, de todo, desde novela hasta historia, filosofía, poesía, teatro, ensayo...
Pero me encanta escribir. No escribo bien, que conste, pero me apasiona todo lo que tiene que ver con la escritura, el papel, los cuadernos, las pinturas, las gomas de borrar, los lápices, las lapiceras, la tinta y sobre todo las plumas estilográficas.
Es un vicio. Tengo unas cuantas y siempre escribo con pluma, no con bolígrafo.
Me apasionan su formas y poseo una discretísima colección, más guiada por el gusto propio que por su valor real o sus características técnicas. Poseo estilográficas Mont Blank, Cross, Watermann, Parker, Áncora, Delta... alguna antigua pero casi todas modernas, catorce o quince, como ves no muchas pero todas muy queridas y muy utilizadas. No soy un coleccionista al uso, que compra plumas para tenerlas guardadas. Me gusta que vivan, que cumplan la labor para la que fueron creadas, que se adapten a la mano y rellenen un papel con los pensamientos y las sensaciones que uno tiene, que se impregnen un poco de mí, de mi forma de ser y se conviertan un poco en una prolongación de mí mismo.
Quizás con el uso continuado de las mismas, se quede en ellas un poco de mi psique y el día de mañana, cuando sean tuyas, las toques y percibas sensaciones y sentimientos, y te emocionen.
Cómo me gustaría tener talento para escribir. Y constancia. Pero ninguna de las dos cosas me ha sido concedida.
Incluso mi caligrafía es mala, y cuando te escribo algo en los cuadernos, debo de ser cuidadoso para no comenter errores y hacer tachones. A veces confundo al escribir la "n" y la "s" si son finales, creo que debido a una dislexia nunca diagnosticada pero que intuyo, antes no se miraban esas cosas.
Gracias a Alberto, un buen amigo y amante fiel de todo lo relacionado con la papelería y la escritura, tengo unos cuantos cuadernos de caligrafía con los que procuro practicar y mejorar las formas tortuosas de mis tipos. ¡Me muerdo hasta la lengua cuando me pongo a ello¡.
Me obligo a tomar la estilográfica entre las manos de una forma suave, como si sostuviera un pajarillo al que hay que sujetar pero no aplastar, haciendo que el plumín resbale, se deslice sobre el papel y vaya dejando su rastro de tinta mientras forma palabras, frases, párrafos, hojas.
Gran coleccionista el amigo Alberto. Y gran conocedor de todo lo que rodea al mundo de la estilográfica. Tenemos un proyecto, algo olvidado o apartado por falta de tiempo, para hacer una buena base de datos sobre el tema y sacarla a la gran red de redes.
Tu padre, querida María, tiene para tí un sólo objetivo, dejarte en herencia tres cosas, a saber, una buena educación ( con todo lo que ello conlleva, y espero que este blog sea una ayuda futura), una buena biblioteca y una buena colección de plumas.
Espero poder cumplir con los tres objetivos y que los sepas apreciar.
Te quiere, papá.
P.D: ya ves, me gusta escribir a mano pero este blog es una colección de bytes. Gran contradicción como muchas cosas en la vida.
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