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viernes, 26 de enero de 2007

Rememorando mi propia infancia. El Tapiz.

Desde que tú viniste a mi vida, cada vez tengo más recuerdos de mi infancia.
Casi se puede decir que tú me has hecho volver a revivir muchos de aquellos recuerdos felices. Siempre he tenido bastante buena memoria y tú has reactivado recuerdos muy gratos para mí.
Mi abuelo y mi abuela, papá y mamá, Merche y Carmen, la tía Meme, la tía Leo, el tío Jesús...
Las vacaciones en San Vicente en aquel hotel tan bonito, el dálmata que allí había que se llamaba Black y tenía un ojo azul y otro marrón..
las tardes de juego en la bolera de Luey
las tardes de gran reunión familiar en la finca del tío Félix
las tardes de domingo en Amorós o en otros pueblos de los alrededores de Madrid..
Carmina Cañibano y familia y el resto de la pandilla de la terraza ( Manolo, Angelita, Chefi, los Pereira...)
El colegio de don Mariano..
Los Bananos..
El barrio y los patios...


En fin, no te quiero abrumar con todos mis recuerdos.
Como dice el replicante de Blade Runner " cuando yo desaparezca, todos mis recuerdos se perderán como lágrimas en la lluvia".

También reflexiono sobre esto, sobre el legado que cada uno de nosotros lleva dentro de sí, que atesora como experiencias únicas y que nos hace distintos a los demás en experiencias y vivencias.
Qué pena que eso se pierda. O quizás no. Quizás todo ello, de alguna manera, se acumula en nuestro ADN y se lo trasmitimos a nuestros descendientes.
O quizás , cuando desaparecemos físicamente del Mundo, pasa a formar parte de una especie de psicoesfera, una capa de vivencias y experiencias que rodea el planeta. O a una especie de inconsciente colectivo donde se almacenan los datos de todas las vidas.
Porque si no es así, cuánta vivencia desaprovechada, cuanto esfuerzo y energía desperdiciado para no aportar nada al bien común.
La Vida es como una alfombra, un inmenso tapiz complicado y lleno de enrevesados diseños, formado por hilos individuales que son cada uno de los seres vivientes.
Y lo importante, querida hija, no es el hilo, sino el diseño general del tapiz, si intrincada geometría, su delicada forma.
Por eso, no pierdas la visión del Tapiz.
Estoy de acuerdo con John Forbes Nash , matemático genial del siglo XX el cual demostró, en teoremas matemáticos que se me escapan, que la persecución del bien común produce resultados más positivos que la búsqueda de la satisfacción personal. Creo que el también ve el Tapiz.
Sabes, siento a veces el Tapiz en las mañanas de primavera, cuando los brotes de los árboles comienzan a apuntar. Me abrazo o toco un árbol, y siento la vida fluir,vibrar. Y es como una nota solitaria, que en sí misma no es nada más que un tono, pero que unidas todas forman una impresionante sintonía.
Espero que tus sentidos se despierten a este maravilloso espectáculo.

A lo mejor, este blog no es nada más que un intento de que mi hilo no se pierda.
Te quiere, papá.

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