Querida María: todos los que estamos a tu alrededor procuramos darte todo el amor que tenemos para que crezcas sintiéndote querida.
Tú haces que esta tarea sea fácil y frutífera, pues nos respondes con la misma intensidad con la que te lo damos.
Sigue así por este arduo camino que es la Vida. Ama con intensidad y sin mesura.
Esa es la clave de la felicidad.
Amar es el mayor don que posees.
Trasmítelo a los demás, que sea tu legado para tus descendientes y un regalo para los que te rodeen.
No te dejes embaucar por los que quieren difundir odio, desconfianza y división entre los hombres, aléjate de ellos y sigue tu camino sin que te influencien.
Recuerda lo que te enseñamos: ama, vive, disfruta y sé féliz, pero no a costa de los demás sino compartiéndolo con ellos.
Te ama profundamente: papá.
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