El sábado, mientras mamá, tú y yo cenábamos en una sidrería, me inventé un cuento para tí.
Ahora , te lo escribo aquí para que lo recuerdes en un futuro.
"La lechuza Clara y el zorrito Nicolás"
En un bosque a las afueras de Gijón, nacieron el mismo día los hijos de dos animales.
En un hueco del roble viejo, el que hay en el castañar, nació la lechuza Clara. En una madriguera al pié del mismo árbol centenario, vino al mundo el mismo día el zorrito Nicolás.
Crecieron a la vez y desde el primer día, se hicieron amigos.
Jugaban juntos ante la extrañeza de sus madres, ya que no se había visto en el bosque antes una amistad entre una lechuza y un zorro.
Se llevaban muy bien, aunque cuando jugaban al escondite, el pobre Nicolás siempre perdía, pues Clara se escondía en las ramas altas de los árboles y no la podía encontrar.
Un día, cuando Nicolás paseaba por el bosque, olfateó a los humanos. Su mamá le había dicho que cuando oliera su olor, se escondiera, pues los hombres le podrían atrapar y llevárselo lejos de su querido bosque.
Nicolás echó a corre, mirando hacia atrás, buscando con sus ojos a los humanos. Corría tanto, que no se dió cuenta y se cayó en una trampa. Una gran jaula en la que se quedó atrapado.
El pobre Nicolás intentó abrir el pestillo, pero la patita no le cabía entre los barrotes.
Lloraba, esperando que su mamá le oyera.
Unos pajaritos, que jugaban por alli, escucharon sus lamentos. Se acercaron a la jaula.
-"¿qué te ha pasado?"- le preguntaron.
-"He caído en esta jaula y no puedo abrir el pestillo porque no me cabe la patita entre los barrotes. ¿Por qué no intentais con vuestros picos abrirla?".
Los pajaritos,un gorrión y un estornino, se afanaron en abrir la jaula, pero sus picos eran pequeños, como ellos, y no tenían la suficiente fuerza.
-" No podemos, pesa mucho este pestillo."
-"Id a buscar a mi amiga, la lechuza Clara. Tiene su nido en el viejo roble, junto al castañar. Volad, decidle que su amigo el zorrito Nicolás está en peligro".
Los pájaros se miraron extrañados.
-"¿Cómo vas a ser amigo de una lechuza, si tú eres un zorro?. Eso no es posible."
-"Que sí"- dijo Nicolás-"Id a a avisarla, que es mi amiga."
Los dos pájaros, aunque algo confusos, volaron por el bosque hasta la entrada del castañar, hasta las ramas del viejo roble.
Al llegar a él buscaron un hueco en su tronco y llamaron, muy educados, a la puerta.
-¡Toc toc¡
-"¿Quién llama?"- dijo Clara, saliendo a la puerta, con los ojos medio cerrados aún por el sueño de la siesta.
-"Hola, lechuza. Venimos a darte un recado algo raro. Verás, un zorro se ha quedado atrapado en una jaula y dice que eres amiga suya. Nosotros creemos que está un poquito loco. Un zorro y una lechuza no son amigos".
-"Ese zorrito ¿tiene una mancha blanca en el hocico?"
Los pajaritos asintieron con la cabeza.
-"¿Tiene además un mechón de pelos negros al final de la cola?"
-"Así es"- dijeron a la vez los dos pájaros.
-"¡Nicolás!"
!Pues era verdad que se conocían!.
-"Rápido, llevadme hasta donde está mi amigo atrapado".
Los pájaros guiaron a Clara por el bosque y la llevaron hasta donde Nicolás estaba atrapado.
El zorrito se puso muy contento cuando vió a su amiga.
-"Clara, qué bien que has venido".
-"Tranquilo, Nicolás"- le dijo la lechuza-"Te sacaré de esa horrible jaula".
Pero por mucho que lo intentaba, no podía abrir el pestillo.
Volvía a tratar de abrirlo pero su pico era demasiado pequeño y el pestillo era muy grande para ella.
Viendo esto, los dos pájaros, volaron hacia la ciudad. Alguna vez habían visto volar cerca del bosque a las gaviotas. Eran grandes y tenían unos picos muy fuertes, seguro que una de ellas podía abrir el pestillo aquel con poco esfuerzo.
Se apostaron en un tejado alto, muy cerquita de una gaviota, que observaba la ciudad desde lo alto, seria.
-"Perdone usted, señora gaviota" se atrevieron al fin a decir.
-"Ejem, ejem"-carraspeó la gaviota."No soy señora, sino señor. Soy la gaviota Benjamín".
-"¡oh!, lo sentimos, señor gaviota."
-" ¿Qué quereis pequeñajos?. No me molesteis mucho ¿no veis que estoy muy ocupado, viendo todo lo que pasa a mi alrededor".
-"Perdone, don Benjamín. Es que tenemos a un amigo, el zorro Nicolás, que está atrapado en una jaula, en el castañar, y por más que intentamos abrir el pestillo, no podemos porque nuestros picos son pequeños y no somos tan fuertes. Nos preguntábamos si usted nos podría ayudar".
-"¿No veis que estoy ocupado?, no puedo perder el tiempo con enanos como vosotros".- les contestó la gaviota
-"Ya te dije que las gaviotas no son tan fuertes como parecen"- le dijo un pajarito al otro a la vez que le guiñaba un ojo-"presumen mucho pero al final son algo débiles".
Aquel comentario, aún viniendo de unos pajarillos tan insignificantes como aquellos, picó el orgullo de Benjamín.
-"¿Cómo que no somos tan fuertes?. Somos los pájaros más grandes y fuertes que viven por aquí. Nuestro pico es duro y podemos hacer cosas que otras aves no pueden".
-"Bueno,si"-dijo el gorrión-"pareceis fuertes, tan grandes y todo eso. Pero no creo que lo suficiente como para abrir el pestillo de la jaula".
-"¿Cómo que no ?. Ahora vereis lo fuerte que es mi pico . Llevadme a ver esa jaula y romperé ese pestillo de un solo picotazo".
El truco les había salido bien a los dos pajarillos. Guiaron a la gaviota Benjamín hasta el bosque donde la lechuza clara seguía intentando liberar a su amigo Nicolás.
La gaviota se posó junto a la jaula.
-"Apártate un momento y déjame a mí"- le dijo a Clara.
De un potente picotazo, rompió el pestillo y Nicolás pudo al fin salir de la jaula.
-"¡Bien! ¡Bravo!"- piaron los dos pájaros.
-"Pues sí que es fuerte su pico, señor Benjamín"- dijo el gorrión.
Los cinco se abrazaron, contentos, pues con su trabajo en equipo habían soltado a Nicolás.
Se hicieron amigos y los pájaros se encargaron de contar la noticia a todos los animales del bosque.
Les contaron a todos que si uno de ellos estaba en peligro, sería ayudado por los demás.
Por que, a partir de ahora, la amistad entre los animales les hacía más fuertes.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado
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