Querida María, ayer por la tarde te propusimos una idea para hacer juntos por la noche. Por la mañana habíamos ido al videoclub para alquilar una película para ti, sabes que los fines de semana puedes escoger una que te guste y así poder verla al menos dos veces.
Pues bien, cuando salimos por la tarde de paseo y reingresábamos a casa, te preguntamos qué te apetecía cenar y nos dijiste que tostada de pan con queso. Nos pareció buena idea y a nosotros nos apeteció unos sandwiches.
Pero lo mejor fue que se nos ocurrió que podríamos cenar todos juntos en el salón, en vez de en la cocina y así poder ver tu película todos juntos.
La idea te entusiasmó, te hizo feliz como solo una niña sabe serlo, de forma sincera y entusiasta.
Así que allá preparamos mamá y yo la cena, mientras tú ibas preparando la películas y nos esperabas nerviosa en el sofá.
Fue una hora y media de compartirlo todo, de verte emocionada y feliz porque todos veíamos la película que te gustaba, de momentos de risas y de comentarios graciosos. Fue una hora y media que nunca más volverá pero que permanecerá en tus recuerdos y en los nuestros para el resto de la vida.
Hay que aprovechar esos momentos juntos. De aquí a unos años, ya no querrás que hagamos tantas cosas juntos, te dará vergüenza o tendrás otras personas con las que compartir.
Así que , amada María, guardo esos momentos en el arca de los recuerdos felices, en el cajón de las cosas a recordar, en el cofre de los tesoros vividos.
Los guardo celosamente, en mi mente y en este medio, para que , dentro de unos años, los vuelva a rememorar y tú quizás los rescates de un escondido rincón de tu memoria infantil.
Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
Pues bien, cuando salimos por la tarde de paseo y reingresábamos a casa, te preguntamos qué te apetecía cenar y nos dijiste que tostada de pan con queso. Nos pareció buena idea y a nosotros nos apeteció unos sandwiches.
Pero lo mejor fue que se nos ocurrió que podríamos cenar todos juntos en el salón, en vez de en la cocina y así poder ver tu película todos juntos.
La idea te entusiasmó, te hizo feliz como solo una niña sabe serlo, de forma sincera y entusiasta.
Así que allá preparamos mamá y yo la cena, mientras tú ibas preparando la películas y nos esperabas nerviosa en el sofá.
Fue una hora y media de compartirlo todo, de verte emocionada y feliz porque todos veíamos la película que te gustaba, de momentos de risas y de comentarios graciosos. Fue una hora y media que nunca más volverá pero que permanecerá en tus recuerdos y en los nuestros para el resto de la vida.
Hay que aprovechar esos momentos juntos. De aquí a unos años, ya no querrás que hagamos tantas cosas juntos, te dará vergüenza o tendrás otras personas con las que compartir.
Así que , amada María, guardo esos momentos en el arca de los recuerdos felices, en el cajón de las cosas a recordar, en el cofre de los tesoros vividos.
Los guardo celosamente, en mi mente y en este medio, para que , dentro de unos años, los vuelva a rememorar y tú quizás los rescates de un escondido rincón de tu memoria infantil.
Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
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