Querida hija, al fin estamos completamente instalados en la nueva casa, o como tú dices " la casa grande" y tienes razón, es considerablemente mayor que la anterior.
Ahora puedes jugar en tu habitación sin incomodidades.
Ayer llegó tu cama nueva
-"¡¡¡ Una cama de princesa¡¡¡" fue tu exclamación espontánea y feliz.
Todos hemos salido ganando con el cambio, yo tengo al fin una habitación en la que trabajar sin molestar ni ser molestado ( aunque tus entradas continuas en mi despacho son siempre bienvenidas, aunque me interrumpas no importa ) la cocina es grande y con una mesa para comer...
En fin, todo ventajas.
Y también nos podemos bañar juntos¡¡¡¡
Cómo disfrutas del baño, preparándonos a mamá o a mí "tartas" con la espuma.
Las Navidades están pasando rápidamente, y los momentos de felicidad y alegría son continuos en mi corazón
-"Papito cuánto te quiero" me dices cada poco.
Qué gran alegría eres, hija mía.
Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
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