Querida María, estos días andamos de mudanzas. Nos hemos trasladado a un nueva casa, más grande que la anterior, con una habitación más y con tu dormitorio mucho más grande que el que tenías.
Ahora ya puedes jugar allí sin problemas. Te hemos comprado una pizarra para que pintes y una mesa pequeña con sillas para que puedas jugar con tus amigas cuando vengan a visitarte.
Te has adaptado muy bien, y eso que para tí el cambio es mucho menos entendible que para nosotros, adultos, que hemos tomado la decisión de forma consciente.
Lo que más te ha gustado es la bañera, grande, en la que por fin nos podemos bañar contigo.
¡Cómo disfrutaste ayer lavándonos a mamá y a mi¡
Espero que seas muy feliz en tu nuevo hogar.
Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
Dedicado a mi hija María, para que siempre tenga la mirada de una niña , para que nunca pierda su Unicornio Azul.
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miércoles, 14 de noviembre de 2007
jueves, 8 de noviembre de 2007
Buenos sentimientos
Querida María, una pequeña entrada para contarte una anácdota del verano último.
En la casa donde estábamos, vivía el padre de la dueña, un hombre de unos ochentaitantos años.
Un día nos lo cruzamos en el huerto, cuando llegábamos de una excursión. Se paró con nosotros a hablar, a contarnos lo que había hecho durante el día.
Nos dijo lo mismo unas cuantas veces, hasta que llegó por allí su hija, buscándolo para que subiera a cenar.
Faustina, su hija, nos comentó que tenía Alzheimer y que repetía las cosas muchas veces. Qué pena que nos deterioremos así.
Tú, al subir hacia la casa me preguntaste qué le pasaba al señor, algo raro intuiste, tú siempre con ese sexto sentido que sigue sorprendiéndome cada día aunque ya haya visto en acción varias veces.
-"Nada, cariño. Es viejito y le hay que cuidar, pues las personas mayores a veces están malitas y necesitan más cuidado."- te contesté.
Te quedaste unos segundos mirándome y me dijiste:
-"¿Sabes? Cuando tú seas viejito, yo te voy a cuidar mucho".
Me emocioné.
Yo también te voy a cuidar mucho siempre, mi amor.
Te quiere, papá.
Nunca caminarás sola
En la casa donde estábamos, vivía el padre de la dueña, un hombre de unos ochentaitantos años.
Un día nos lo cruzamos en el huerto, cuando llegábamos de una excursión. Se paró con nosotros a hablar, a contarnos lo que había hecho durante el día.
Nos dijo lo mismo unas cuantas veces, hasta que llegó por allí su hija, buscándolo para que subiera a cenar.
Faustina, su hija, nos comentó que tenía Alzheimer y que repetía las cosas muchas veces. Qué pena que nos deterioremos así.
Tú, al subir hacia la casa me preguntaste qué le pasaba al señor, algo raro intuiste, tú siempre con ese sexto sentido que sigue sorprendiéndome cada día aunque ya haya visto en acción varias veces.
-"Nada, cariño. Es viejito y le hay que cuidar, pues las personas mayores a veces están malitas y necesitan más cuidado."- te contesté.
Te quedaste unos segundos mirándome y me dijiste:
-"¿Sabes? Cuando tú seas viejito, yo te voy a cuidar mucho".
Me emocioné.
Yo también te voy a cuidar mucho siempre, mi amor.
Te quiere, papá.
Nunca caminarás sola
Perdóname por la tardanza
Querida hija: perdóname por haber tardado tanto en volver a escribirte. Entre las vacaciones y toda la serie de acontecimientos que han ocurrido últimamente no he tenido casi ni tiempo para mí mismo, aunque, eso sí, arañe todos los minutos posibles del día para pasarlos contigo.
Ha sido un verano bonito, con vacaciones en Galicia, y con un montón de nuevos amigos hechos por aquellas preciosas tierras.
¡Te has bañado en el mar por primera vez, en la ría de Vigo¡
Qué gran acontecimiento, con el miedo que tú le tenías al agua. En fin, una experiencia nueva.
Has comenzado tu etapa escolar, qué rapido pasa el tiempo, ya lo decía el tango "que tres años no es nada..." y aunque ha sido un cambio bastante brusco y al principio te ha costado algo, cada día vienes más contenta aunque muy, muy cansada.
Te iré contando cosas que te ocurren, y cosas que tú nos cuentas
"En mi cara redondita,
tengo ojos y nariz,
también tengo una boquita,
para hablar y reir"
Esto nos lo viniste contando el otro día.
Pronto cambiamos a unas casas más grande, donde tendrás la habitación mayor de toda la casa, para que puedas jugar a gusto.
Esta entrada es sólo la señal de que no debo de descuidar este blog, aunque otras cosas más íntimas te las dejo en mis cuadernos privados.
Tu nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
Ha sido un verano bonito, con vacaciones en Galicia, y con un montón de nuevos amigos hechos por aquellas preciosas tierras.
¡Te has bañado en el mar por primera vez, en la ría de Vigo¡
Qué gran acontecimiento, con el miedo que tú le tenías al agua. En fin, una experiencia nueva.
Has comenzado tu etapa escolar, qué rapido pasa el tiempo, ya lo decía el tango "que tres años no es nada..." y aunque ha sido un cambio bastante brusco y al principio te ha costado algo, cada día vienes más contenta aunque muy, muy cansada.
Te iré contando cosas que te ocurren, y cosas que tú nos cuentas
"En mi cara redondita,
tengo ojos y nariz,
también tengo una boquita,
para hablar y reir"
Esto nos lo viniste contando el otro día.
Pronto cambiamos a unas casas más grande, donde tendrás la habitación mayor de toda la casa, para que puedas jugar a gusto.
Esta entrada es sólo la señal de que no debo de descuidar este blog, aunque otras cosas más íntimas te las dejo en mis cuadernos privados.
Tu nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
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