Corren tiempos revueltos, aunque pienso que todas las épocas han tenido ese tipo de situaciones.
La última cumbre de Copenhague me ha dado mucho qué pensar. Creo que la simple convocatoria de dicha reunión de mandatarios y políticos es errónea.
El Planeta, su presente y su futuro no están en las manos de los dirigentes, por muy buenas intenciones que tengan y digan.
El futuro del Planeta está en nuestra manos. Hay millones de sedes de conferencias sobre ecologismo puro y práctico: están en Gijón, en Madrid, en Chaco, en Santa Fé, en Montevideo, en París, en Morcín, en Nueva York, en Delhi, en Kuala-Lumpur… en todas y cada una de las ciudades y pueblos del Planeta Tierra hay una sede que puede hacer mucho más que las reuniones retransmitidas por los medios, llenas de contenidos grandilocuentes pero con tan pocos resultados positivos.
Los verdaderos guerreros del arco iris somos todos y cada uno de nosotros.
Somos tú y yo, mi querida María, cuando separamos para reciclar, cuando nos duchamos en vez de llenar al bañera, los que usamos bombillas de bajo consumo, los que cuidamos y respetamos nuestra plantas de casa y la de los jardines que tenemos a nuestro alcance, los que echamos de comer a los pájaros de la calle el pan que nos sobra de nuestra mesa, los que respetamos a los animales ...
Siempre te he ensañado esas cosas, a que cuides las plantas, a que al perro de los abuelitos hay que cuidarle y no tirarle del pelo y tú has asumido esos comportamientos como naturales y normales.
Cada día es nuestra pequeña cumbre del clima, aportando lo que podemos y sabemos.
En nuestra casa y en la de los demás con nuestra misma conciencia, se decide el futuro.
Hace más de dos mil años, un niño vino al mundo a traernos un mensaje de Paz y Amor.
Ahora, vosotros, los niños de ahora, debéis recoger ese mensaje y hacerlo mucho mejor de lo que nosotros lo hemos hecho.
Me viene a la mente una canción que cantábamos en las misas del colegio:
“Sube hasta el cielo y lo verás.
Qué pequeñito el Mundo es
Sube hasta el Cielo y lo verás
Como un juguete de cristal
Que con cariño hay que cuidar
Sube hasta el Cielo y lo verás”
Seguiremos luchando, en una batalla sorda, en silencio, sin darnos importancia.
Seguimos luchando y venceremos, pues tenemos razón.
Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.
1 comentario:
que preciosa, mujercita!!!
y si, ese futuro asusta
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