Querida hija, te escribo hoy con una congoja en el alma.
Todos los días entro en esta web y siempre que la leo se me llenan los ojos de lágrimas por vergüenza, rabia y pena.
Sabes que como a tí, me apasionan los animales y los perros en particular. Creo que has heredado de mí la tracción hacia esos seres que llevan acompañando al ser humano a lo largo de casi toda su evolución.
Lo dicho, tengo una gran pena en el alma. Si pudiéramos , rescataríamos al menos a uno de esos pobres desgraciados.
Sé que mucha gente pensará que también hay niños en el mundo que mueren y pasan hambre y que mejor ayudar a seres humanos que a perros.
Cierto, hay muchas personas que por desgracia viven y mueren día a día en condiciones durísimas, que son perseguidos, que son masacrados, que se les niega el pan y el agua, que son asesinados... y todo eso también me revela, me hace gritarle a Dios que no es justo, que no juega limpio... y entonces pienso que yo soy el primero que tiene que hacer algo, no tengo que pedirle cuentas al Creador y esperar que actúe, YO DEBO ACTUAR.
Creo que tengo Conciencia Social e intento inculcártela, muy poco a poco y con pequeños detalles cotidianos, que, a fin de cuentas, son los que forman la Vida.
Te enseño a querer a los demás, a compartir, a "compartir la suerte", a respetar a los animales y a las plantes, a que seas buena persona.
Esa es mi aportación, una apuesta firme por el futuro, por que el día de mañana, al menos tú, seas una persona con conciencia, consciente de que vives en sociedad y como tal te debes de comportar.
Querida María, la vida es dura pero siempre tendrás nuestro amor que te acompañará a donde quiera que vayas.
Te quiere, papá.
Nunca caminarás sola.
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