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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Una vaca


Querida hija, estos días reflexiono mucho sobre la vida, mi vida y la tuya.
Yo tuve una infancia tremendamente feliz, llena de buenísimos recuerdos, plena de alegría.
Mi afán es que a ti te pase lo mismo. Mi objetivo es que en tu mente haya sólo sitio
para cosas buenas, para gratas experiencias, para momentos alegres y felices.
Procuro pasar todo el tiempo que puedo contigo, jugar , hablar, contarte cuentos, rezar.
Quisiera tener muchos más momentos que compartir, que vivir, que disfrutar juntos.

Ayer, durante un viaje en tren, me ocurrió algo curioso, esas experiencias que duran
un instante pero que parecen como larguísimas. La vía del tren transcurría por el interior, en
dirección a Pola de Laviana.
Se atraviesan túneles y se ven al pasar prados.
Yo iba leyendo un libro. Al acabar un capítulo, levanté la cabeza del texto y miré por la ventana.
En un prado apacentaba una vaca.
Una vaca.Una vaca...
En un instante reviví una experiencia de mi niñez.
En la cuadra de José el de Kilo, en el alto del Infanzón, yo entraba con mi padre.
Las vacas estaban en los pesebres comiendo. José ordeñaba una vaca, sentado en un taburete bajo
de madera. Había atado el rabo de la vaca para que no le golpeara en la cara cada vez que lo moviera.
Afuera hacía frío pero dentro se notaba el calor que emana de los animales.
Olor a cuadra, animales enormes para mi tamaño, fascinación por ver salir la leche de la ubre del animal.
La mano de mi padre apoyada en mi hombro. El saludo rudo pero amistoso de José, con su pelo blanco y la mancha en la piel de su brazo derecho que tanto me llamaba la atención...

Regresé por un instante a mi infancia, al paraíso perdido de todo hombre que haya tenido una infancia feliz.
Una vaca.

Me debo de estar haciendo viejo.

Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Lo eres todo.


En la letra de una canción puede ver uno reflejado sus sentimientos.
Esta canción de Luz Casal expresa lo que tú eres para mí, hija mía, TODO.

Mi norte y mi guía, mi perdición,
mi acierto y mi suerte, mi equivocación,
eres mi muerte y mi resurrección,
eres mi aliento y mi agonía
de noche y de día,
te lo pido por favor,
que me des tu compañía
de noche y de día... lo eres todo.
Dame tu alegría, tu buen humor,
dame tu melancolía,
tu pena y dolor,
dame tu aroma, dame tu sabor
dame tu mundo interior,
dame tu sonrisa y tu calor,
dame la muerte y la vida,
tu frío y tu ardor,
dame tu calma, dame tu furor,
dame tu oculto rencor.

Nunca camirás sola.
Te quiere, papá.

viernes, 13 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

Jugando y aprendiendo


Querida María, este último fin de semana ha sido de estar en casa. El tiempo era tan malo, con tanta lluvia y frío que nos hemos quedado sin salir y hemos aprovechado el tiempo para hacer muchas cosas.
Has tenido tiempo para ver alguna película también, porque te gustan las películas de dibujos animados y a tus 5 años hay que tener tiempo para todo, sobre todo para jugar.
Ayer por la tarde, jugamos a los colegios.
Comenzaste, como siempre, en el papel de profesora y mamá y yo en el de alumnos aplicados.
Pero como el juego es siempre una buena forma de aprender, si no la mejor de todas, acabamos invirtiendo los papeles.
Como ya empiezas a leer y nos ha recomendado la profesora que trabajemos la lectura en casa, he hecho un pequeño juego contigo.
Yo te iba dibujando cosas en un papel, objetos como una luna, una pala, una casa... y tú debías escribir la palabra al lado.
De diez palabras, las diez escribiste bien. Hace apenas un mes y medio tenías bastantes dificultades o eras demasiado vaga, no lo tengo muy claro.
El juego te encantó. El refuerzo positivo es fantástico para aprender y me pediste más palabras.
Al final, has hecho hasta muestras de escritura, algo que habitualmente sueles evitar si puedes.
Como regalo final, a la hora de irte a la cama, te leí un cuento. Estoy seguro que el niño al que se le leen cuentos es un futuro lector de libros.
Los juegos que hacemos seguro que los harás también con tus hijos cuando seas madre algún día.
Me encanta tu evolución continua. Cada día es una agradable sorpresa.

P.D: hoy por la mañana, cuando te llevaba al colegio me dijiste:" Papá, cuando lleguemos a casa por la tarde ¿hacemos más palabras?". Vas por el buen camino.

Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Informática: primeras clases


Querida María, ayer como casi todos los días, te metí en la cama y te conté un cuento.
Luego me pediste que habláramos un poco y que te contara lo que había hecho durante el día en el trabajo.
Te conté que había estado haciendo un programa para un cliente.
-"Y ¿qué hace ese programa?".
-" Pues es un programa para comprar y vender."
-"Ya, es una central de compras"- me incorporé del susto. Pero ,¡de dónde sacas esas expresiones!.
-" Nosotras en clase tuvimos clase de informática con Roberto. Nos enseñó las partes del ordenador: el ratón, el teclado , la pantalla o monitor y la torre. Pero yo le dije que el de mi papá no tiene torre porque es un portátil".

Qué rápido vas, hija mía. Cada día es una sorpresa. Y no veas cómo manejas el touch-pad del portátil, casi tan bien como el ratón.
Recuerdo que el sumun de avance tecnológico de mi niñez era el Electro de Rima o el scalextric con el que montábamos carreras los sábados por la mañana mis amigos y yo.
Poniéndose a pensar en la evolución tecnológica de los últimos cien años y personificándola en mi propia familia, el mayor avance tecnológico para mi abuela fue la radio de galena, para mis padres la televisión y el teléfono, para mí, la televisión en color y el comienzo de la telefonía móvil y la informática personal, para tu generación, los miniordenadores y la comunicación global con Internet, y quién sabe qué adelantos tendréis.
Recuerdo cuándo vi el primer ordenador o computadora. Fue en Madrid, en las oficinas de la antigua ENSIDESA. Un amigo de mi padre era jefe de contabilidad y nos enseñó el primer IBM que habían comprado para hacer las nóminas. Con él se reducía el trabajo de un mes a 10 días.
Mi primer ordenador fue un Commodore PET que me regaló mi primo Ángel, de Sevilla.

Cuántas cosas interesantes te va a traer el futuro, querida hija.
Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Una noche



Querida María, la noche del sábado fue especial.
Estábamos en una casita de campo, con la puerta de la misma orientada hacia el Este.
La noche era clara y serena. Nada parecía anunciar la lluvia que nos visitaría al día siguiente.
La luna, casi en su fase de llena, estaba baja sobre el sudeste, casi deslumbrando el brillo del resto de los objetos celestes que había a su alrededor.
La silueta de la cordillera del Sueve era como una mancha de tinta negra sobre el cielo azulo obscuro.
Salimos fuera los dos, a acariciar a la gata que se había acercado a la casa desde la mañana temprano.
Levanté la vista y lo vi. Orión, el gigante ciego subía por el cielo del Este.
Instintivamente prolongué la linea de las estrellas de su cinturón (Alnilam, Alnitak y Mintaka ) para llegar a Aldebarán y continuar el tránsito hacia las Pléyades.
Allí estaban todas: Taygeta, Pleione, Merope, Maia, Electra, Celaeno, Atlas y Alcyone.
Tomé los prismáticos y te las enseñé.
Miramos un rato otras estrellas y te fui diciendo algunos nombres. Hacía frío y nos metimos pronto en casa, al calor de la chimenea.
-"¡Gracia, papá! ¡Qué estrellas más bonitas me has enseñado!"

Gracias a , María. Me enseñas a apreciar las cosas que de verdad son importantes, como tener un momento para enseñar a tus hijos el nombre de una estrella o intentar que se fascinen por la belleza de una noche, por el ronroneo de un gato o por encontrar una flor morada en medio de un campo de margaritas.
¡Tú me enseñas tantas cosas!

Nunca caminarás sola.
Te quiere, papá.